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LE ARROJAN SOPA A LA GIOCONDA

La pintura de la Mona Lisa de Leonardo da Vinci fue atacada por un grupo ambientalista en el museo del Louvre. Los activistas, pertenecientes a Riposte Alimentaire, derramaron sopa sobre la famosa obra de arte como parte de su nueva campaña.

Miembros del grupo Riposte Alimentaire (Respuesta Alimentaria) llevaron a cabo el ataque como parte de su nueva campaña, en la que arrojaron sopa sobre la icónica obra de arte. Afortunadamente, la pintura está protegida por un cristal a prueba de balas, lo que evitó que sufriera daños.

En un mensaje en su cuenta de X, el grupo ambientalista explicó que el ataque se llevó a cabo en el marco de la pregunta sobre qué es más importante: el arte o el derecho a una alimentación sana y sostenible. Las dos mujeres involucradas en el ataque gritaron consignas sobre el sistema agrícola y la difícil situación de los agricultores.

Los trabajadores del museo reaccionaron rápidamente colocando mamparas negras para bloquear la visión del público durante la acción de las activistas. Hasta el momento, no se ha informado sobre la detención de las personas involucradas en el incidente.

“¿Qué es más importante? ¿El arte o el derecho a una alimentación sana y sostenible? Nuestro sistema agrícola está enfermo. Nuestros agricultores mueren en el trabajo”, gritaron las dos mujeres.

La Mona Lisa ha sido testigo de eventos históricos, incluyendo un robo en 1911 por Vincenzo Peruggia, un ex empleado del Louvre. El cuadro recuperó su reconocimiento internacional después del incidente y sigue siendo una atracción diaria para visitantes de todo el mundo.

En 1956, un individuo trató de rasgar el lienzo con una hojilla de afeitar, pero no tuvo éxito. Poco después, durante una exposición en Montauban, un atacante arrojó ácido sobre la pintura, y más tarde, un hombre boliviano llamado Hugo Unzaga Villegas lanzó una piedra que impactó en la obra, causando daños leves.

Tras estos incidentes, la Mona Lisa fue resguardada detrás de una cubierta de vidrio a prueba de balas para prevenir futuros ataques.

En 1974, durante una gira internacional que llevó la pintura al Museo Nacional de Tokio, una mujer llamada Tomoko Yonezu arrojó pintura roja sobre la obra como protesta por el trato del museo a las personas con discapacidad, aunque fue condenada a pagar una multa, su acción llevó al museo a organizar un día de exhibición exclusivo para personas con discapacidad.