EL TURISMO DE ARGENTINA ESTA EN RIESGO
A pesar del crecimiento sin precedentes del turismo en Argentina tras el parón obligado por la pandemia hasta finales de 2021, la complicada situación económica del país está afectando la temporada estival, donde los principales viajeros son los propios argentinos.
Las ciudades balnearias de la costa atlántica, en el este de la provincia de Buenos Aires, son los principales destinos del turismo nacional argentino. Desde las playas exclusivas como Cariló o Pinamar hasta Mar del Plata, la ciudad turística más grande del país, estas zonas experimentan un auge turístico durante diciembre, enero y febrero.
En la primera quincena del año, una semana de vacaciones en Mar del Plata para una familia de dos adultos y dos hijos menores tuvo un costo mínimo de 860.380 pesos argentinos (aproximadamente 1.000 dólares estadounidenses al tipo de cambio oficial actual), según un informe del Instituto de Economía de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).
Alojamiento y transporte son los gastos más elevados para los argentinos que disfrutan de sus vacaciones en Mar del Plata, que en febrero celebrará el 150 aniversario de su fundación.
En Argentina, el turismo, a pesar de haber experimentado un crecimiento sin precedentes tras el parón por la pandemia, se está volviendo cada vez más inaccesible para la población local debido a la complicada situación económica del país. La inflación, que alcanzó el 211,4 % interanual el año pasado, ha provocado un aumento significativo de los precios en las zonas turísticas, especialmente en la costa atlántica.
Para una familia prototipo, siete noches en un apartamento turístico costaron alrededor de 500.000 pesos (610 dólares) en la primera quincena de enero, mientras que el transporte desde la capital argentina a los centros balnearios tuvo un costo medio de 208.000 pesos (253 dólares). Estos precios elevados han llevado a algunos turistas a replantearse sus vacaciones y cambiar de destino en el último momento.
En respuesta a la situación económica, los argentinos están adoptando el turismo “gasolero”, una modalidad en la que buscan reducir al mínimo sus gastos y consumir menos en establecimientos hosteleros. Esta tendencia refleja la creciente dificultad de acceder al turismo para una parte significativa de la población argentina, donde la pobreza supera el 40 %.