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TERREMOTO SACUDE AFGANISTÁN

El oeste de Afganistán fue sacudido por un terremoto de magnitud 6,5 seguido por varias réplicas, causando una trágica pérdida de vidas y dejando a más de 120 personas heridas.

Este nuevo sismo ocurrió en la provincia de Herat, donde la comunidad ya había sido golpeada por una serie de movimientos sísmicos la semana pasada. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que numerosos heridos fueron llevados a hospitales de la ciudad, y las imágenes compartidas muestran a pacientes recibiendo tratamiento médico en el exterior del hospital. Lamentablemente, al menos una persona perdió la vida durante estos eventos. La situación continúa siendo monitoreada de cerca por las autoridades y equipos de ayuda en la región.

Estos eventos sísmicos se producen después de una serie de terremotos ocurridos la semana pasada en la misma región, que causaron la destrucción de aldeas y dejaron miles de personas afectadas. El Gobierno interino de los talibanes, a pesar de la dificultad para llevar a cabo un conteo preciso debido a la desorganización y las limitaciones de recursos, ha confirmado al menos dos muertes hasta el momento, advirtiendo que esa cifra podría aumentar.

Las réplicas y la inestabilidad persisten, lo que ha llevado a muchos residentes a permanecer al aire libre por temor a nuevos sismos y ha dificultado los esfuerzos de rescate y ayuda humanitaria. La situación sigue siendo vigilada de cerca por las autoridades locales y organizaciones de ayuda.

Los informes oficiales de los talibanes señalan que los terremotos anteriores causaron la trágica pérdida de más de 2.000 vidas en toda la provincia de Herat, con el epicentro en el distrito de Zenda Jan, donde se concentraron la mayoría de las víctimas y los daños.

La sucesión de terremotos, incluido un sismo posterior de magnitud 6.3, devastó aldeas enteras, dejando cientos de casas de adobe reducidas a escombros, las escuelas, las clínicas de salud y otras infraestructuras vitales también se colapsaron, dejando a las comunidades en un estado de desolación.

Los sobrevivientes enfrentan la ardua tarea de aceptar la pérdida de sus seres queridos, mientras los voluntarios se suman en gran número para ayudar en las operaciones de búsqueda y rescate, incluso cavando fosas comunes para las víctimas y la región sigue necesitando apoyo urgente para hacer frente a esta trágica situación.