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LIBERACIÓN DE AGUA DE CON RESIDUOS NUCLEARES GENERA PREOCUPACIONES

La temporada de playa ha comenzado en Japón, brindando alegría a los turistas y oportunidades comerciales a los dueños de negocios. Sin embargo, en Fukushima, esta temporada puede verse amenazada. En las próximas semanas, se espera que la planta de energía nuclear de Fukushima Daiichi, que fue golpeada por el tsunami, comience a liberar aguas residuales radiactivas tratadas en el mar, un plan que ha generado controversia y protesta tanto dentro como fuera de Japón.

Los residentes locales temen que esta descarga de agua, doce años después del desastre nuclear, puede dañar la imagen de Fukushima y afectar sus medios de subsistencia. Para Yukinaga Suzuki, un posadero de 70 años en la playa de Usuiso en Iwaki, situado a unos 50 kilómetros al sur de la planta, la salud del océano es vital para su sustento. Aunque las autoridades argumentan que el impacto se limitaría a rumores, aún persisten las incertidumbres sobre cómo afectaría a la economía local. Los residentes se sienten impotentes (“shikataganai”) ante la situación.

Suzuki ha solicitado a los funcionarios que retrasen el plan de liberación de agua al menos hasta que termine la temporada de natación a mediados de agosto. No obstante, se siente frustrado porque el gobierno ha decidido llevar a cabo el plan de manera unilateral y está decidido a seguir adelante con él, incluso si eso significa liberar el agua mientras la gente disfruta de la playa. La preocupación radica en que la playa estará en el camino del agua tratada que viajará hacia el sur a través de la corriente de Oyashio desde la costa de Fukushima Daiichi, que es una rica área de pesca.

El gobierno japonés y el operador Tokyo Electric Power Company Holdings (TEPCO) han enfrentado dificultades para manejar la enorme cantidad de agua contaminada que se ha acumulado desde el desastre nuclear de 2011 en la planta Fukushima Daiichi. Han anunciado planes para liberar esta agua tratada al Océano Pacífico durante el verano, diluyéndose con agua de mar para cumplir con las normas nacionales e internacionales.

La situación ha afectado gravemente la economía local, ya que antes del desastre Fukushima contaba con más de una docena de posadas familiares en la zona de Usuiso, pero en la actualidad solo queda en funcionamiento la posada de Suzuki. La incertidumbre en torno a la liberación del agua contaminada al océano ha llevado a la cancelación de reservas y ha generado preocupación por el futuro de los medios de subsistencia que dependen del mar.

El desastre de 2011, causado por un terremoto y tsunami que afectaron los sistemas de enfriamiento de la planta Fukushima Daiichi, debido al derretimiento de tres reactores y la contaminación del agua de enfriamiento, que ha sido tratada y almacenada en más de 1.000 depósitos. Estos depósitos alcanzarán su capacidad máxima a principios de 2024, lo que ha llevado al debate sobre cómo manejar adecuadamente el agua contaminada.