LULA DA SILVA IMPONE NUEVAS RESTRICCIONES A LA POSESIÓN DE ARMAS
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, firmó un decreto que endurece las restricciones al acceso de civiles a las armas en Brasil, en una medida destinada a revertir las políticas favorables a las armas de fuego de su predecesor de derecha, Jair Bolsonaro.
El decreto reduce la cantidad de armas que los civiles pueden poseer para su seguridad personal de cuatro a dos, reduce la munición permitida para cada arma de 200 cartuchos a 50 y requiere documentación que demuestre la necesidad de poseer las armas.
También prohíbe a los civiles poseer pistolas de 9 mm, restringiéndo las a miembros de la policía y el ejército.
Durante la presidencia de Jair Bolsonaro, que abarcó desde 2019 hasta 2022, Brasil experimentó un cambio significativo en las políticas relacionadas con la posesión de armas y municiones. El expresidente expresó su opinión de que los “buenos ciudadanos” podrían tener el derecho de proteger a sus familias y bienes, y en consecuencia, relató las reglas sobre la posesión de armas en el país. Aunque Brasil no tiene un derecho constitucional explícito para portar armas, Bolsonaro argumentó que una población armada garantizaría la no esclavitud de la sociedad.
De acuerdo con el Instituto Sou da Paz, una organización sin fines de lucro que monitorea la seguridad pública, durante el mandato de Bolsonaro, las estimaciones de armas en manos de civiles aumentaron significativamente a 2,9 millones en un país con una población de 214 millones de habitantes.
Sin embargo, a pesar del incremento en la posesión de armas de fuego, la tasa de asesinatos en Brasil se mantuvo relativamente estable durante el mandato de Bolsonaro. Según un informe del Foro Brasileño de Seguridad Pública, el número de homicidios en el último año de su mandato, 2022, fue de aproximadamente 47.500, casi igualando la tasa de homicidios de 2019.
Además, Lula ha establecido un plazo para que los ciudadanos registren legalmente sus armas de fuego ante la Policía Federal. Durante el gobierno de Bolsonaro, los campos de tiro experimentaron un aumento y una menor regulación, pero ahora enfrentan nuevas restricciones, como operar solo de 6 am a 10 pm y estar a una distancia mínima de un kilómetro de las escuelas.
La nueva política de Lula también ha acortado la duración de los permisos de armas, pasando de 10 años bajo el gobierno de Bolsonaro a nuevos límites de tres a cinco años, dependiendo del titular.
“Una cosa es que el ciudadano común tenga un arma en casa para su protección, como garantía, porque algunas personas piensan que esto es seguridad. Déjalos tenerlo. Pero no podemos permitir que los arsenales de armas estén en manos de la gente”, dijo Lula el viernes durante una ceremonia de firma.